Descripción
Se ve que hay un extenso, plural y variado recorrido jurisprudencial, que sería imposible testimoniar en un único volumen. Todos los operadores jurídicos han generado un sinnúmero de documentos: demandas, sentencias, dictámenes, recursos. Aquí sólo se incluyen un puñado de sentencias representativas, poniendo el énfasis en el caso Quisberth Castro y en las sentencias del Tribunal Superior posteriores. Se añade la sentencia Pio Waldemar, por haber sido premiada por el Instituto Interamericano de Derechos Humanos, reconocimiento que cabe extender a todo el fuero contencioso, que en su conjunto es el protagonista de una visión garantista y generosa del derecho a la vivienda, acorde a nuestras constituciones y a los pactos internacionales allí consagrados.
Como es obvio, comparto la visión más extensa posible del derecho a la vivienda (en conexión con los restantes derechos sociales), pues creo que es esa la mejor interpretación de la Constitución porteña, que reconoce que nuestra sociedad está basada en la exclusión social y obliga a todos los operadores jurídicos a buscar las soluciones que más rápida y eficazmente permitan la inclusión social. La remoción de la desigualdad persistente no es una opción moral o política, es un genuino deber constitucional que recae sobre todos los que cotidianamente construimos el sistema judicial porteño.
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